domingo, 26 de octubre de 2008

EL SILENCIO


Todo es nada...
En nada es en lo que la rutina de esta tristeza convierte todo.
En nada se transforman mis lágrimas cuando caen por mis mejillas.
Nada es lo que hay a mi alrededor, una soledad pegajosa que nada vale.
El tiempo no es nada, sólo horas que no avanzan.
Mi rutina es todo aquello que no existe, que nunca ocurre.
Un vacío, una prisión sin rejas...
el horizonte torcido y desenfocado...Todo pierde sentido...
y yo me quedo inconsciente... Desorientada...
Pidiendo permiso a la vida para seguir mi camino.
Porque del mio ya no queda nada.

Nada es cero...
Un círculo perfectamente cerrado del que no se sale.
Donde todo se repite sin brusquedades.
Serenamente...
Sin esquinas contra las que golpearse y despertar de la pesadilla.
Cero son unas manos arañadas, unos labios sellados,
una mirada reposada sobre ojeras, una noche llena de noches…

Negro es todo...
Una sonrisa apagada escondida entre sonrisas ajenas.
Una farola parpadeante que se funde finalmente ante la indolencia de la gente.
Negro es el insomnio que me viola cada noche,
que me amordaza y me castiga.
Negras son las horas desveladas,
llenas de letras tiznadas que dicta la oscuridad.

Nada es silencio. Silencio es vacío. Vacío es ausencia.
Ausencia es soledad. Soledad es abandono. Abandono es carencia.
Carencia es inexistencia. Inexistencia es sombra. Sombra es oscuridad.
Y la oscuridad no es otra cosa que el silencio de una ausencia,
la soledad de una carencia, el vacío de un abandono…

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